Déjame darte la mano,
así, despacio,
un rato,
el tiempo que tú quieras.
Darte la mano disimulando
mientras el mundo
ruge sus crueldades
a unos centímetros de nuestros corazones.
Sabiendo que somos imperfectos,
que el mar está sucio,
que llueve
dentro de nuestros cuerpos
y que hace frío.
Ya ni besos pretendo
pero sí tu mano,
rubia,
déjame darte la mano
para caminar
junto a tu sombra y la mía.