16/10/17

Fui a tu casa, Miguel, pero no lloré


Este verano, Miguel, fui a ver tu casa. No estabas. Ya me lo habían dicho. También dicen que te has muerto y será verdad, aunque es mentira que estés en un cementerio. Estás en algunos libros y en algunas verdades. Tú estás a mi lado, con los dientes como un abrazo, porque así es como sonríen los hijos de la tierra.
Llegué acompañado de mi soledad a la habitación que compartías con tu hermano y me entraron unas ganas infantiles de llorar. El aire estaba quieto, no se oía balar a tus cabras y la pintura de las paredes y los techos comenzaba a desconcharse con pereza, como si les pesara el tiempo.
No lloré, no pude. Recogí unas migajillas de desamparo que se me habían caído y me marché, sin entender nada pero echándote, todavía más, de menos. 

24/9/17

La mentira de la colombiana

El cante por colombianas no tiene nada directo de Colombia y, al parecer, coge su nombre del título de la primera letra que hizo su creador, Pepe Marchena: 'Mi colombiana', allá por 1931.
Dicen los entendidos que este cante debería llamarse más propiamente ‘colombinas’, ya que tienen mucho de América pero poco de Colombia.
Marchena, en aquellos años de la recién instaurada República, debió de unir un corrido mexicano ('Soy un pobre venadito') y, para la parte final, un zortziko vasco. A todo eso le puso su genio, que por algo se autopresentaba como "el maestro de maestros".



18/9/17

¿Qué es el duende?

Contaba el flamencólogo Félix Grande que una cosa es tener ángel, otra cosa las musas y otra muy distinta el duende. Porque ángel tiene mucha gente, las musas suelen visitar a los artistas de vez en cuando… pero el duende es asunto más grave. Lorca decía que al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre.
Y no lo decía Lorca, pero se entiende por pura lógica, para que haya sangre tiene que haber herida. En el flamenco algo se tiene que quebrar para que llegue la sangre hasta sus últimas habitaciones. Es decir, alguien se tiene que quebrar, normalmente por la garganta con un caudal que viene de quién sabe dónde…

25/8/17

Leonard Cohen y una guitarra española

Posiblemente ya conozcáis este discurso de Leonard Cohen, pero merece la pena volverlo a escuchar.
Entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2011.

12/8/17

Un mar cualquiera



Al niño que fui —frente a él sentado—,
tras mucho perderme y hallarle tarde,
le cuento que la mirada me arde
por las brasas de todo lo pasado.

Me harto de hablarle con gesto cansado
y le reconozco que soy cobarde,
que en ruina concluyó aquel alarde
en juventud y orgullos inflado.

Le pregunto al fin por lo prometido
recordándole que yo he cumplido
y que debe entregarme lo nuestro.

«Aquí tienes el mar, tu mar, lo nuestro
—me dice—, queda lo mío cumplido».
Pero es un mar cualquiera, no el prometido.

25/4/17

Mirar cansa

No quiero mirar lejos, ni cerca.
No quiero mirar atrás, ni a lo que vendrá.
No a la gente por la calle,
no a los gestos importantes,
ni siquiera los detalles,
ni a las hojas que caen en los parques
o de los escritorios,
no quiero mirar los gritos,
las canciones o los llantos.

No quiero mirarte más, vida,
no al menos como te miraba hasta ahora.
Tanto mirar cansa la mirada,
tanto vivir deshila el alma.

Quisiera en este día oscurecerme dentro,
donde está el latido,
donde, a veces, me acompañas.

Y dejar de mirar después.

10/2/17

Flamenco en la Universidad Popular de Logroño


Charla-recital '¿Qué es para ti el flamenco?' que ofreció en la Universidad Popular de Logroño el cantaor Iñigo Ruiz el pasado 3 de febrero, con Rafael Gutiérrez y Miguel Pelarda.

1. Hablando de los cantes abandolados (rondeña y el cante de Juan Breva).


2. Ritmos binarios (Tangos y compañía).


22/1/17

Menese, huérfano de Luna


La voz de José Menese
no sabe llamar,
no es un amante delicado
que enreda sus dedos
en el pelo de la amada.
Su voz no es un viejo tronco
que se acaba con lentitud
en un rincón del hogar.

De nuevo Rey en Ítaca


Cansado de mar, de guerra y ausencia, llegué a mi patria. Pisé la tierra de mis mayores buscando el descanso que los años previos me habían negado, anhelando que se posara de nuevo sobre mí la mirada de la bella tejedora y con la esperanza de hallar en Ítaca un mocoso convertido en hombre.