11/12/15

Helena, Ander, Dani y el dragón (cuento)

A Helena no le gustaba nada irse a dormir.
Se ponía de mal humor cada vez que oía a su padre la misma frase de todas las noches:
—Venga, pequeñaja, a dormir.
Porque ella no tenía sueño nunca. Bueno, casi nunca, que una vez en Nochebuena sí que le entró sueño cuando la dejaron quedarse despierta hasta muy tarde. Y, además, ya no era tan pequeña. Había cumplido ocho años la semana pasada.
Lo único bueno de meterse en la cama era que llegaba la hora del cuento. Le gustaban mucho los cuentos de los libros que le regalaban pero, sobre todo, le gustaban los que se inventaban sus padres algunas veces.
Los cuentos de dragones le daban un poco de miedo y, cuando tocaba uno de esos, se subía las sábanas y la manta a la altura de la nariz y se quedaba muy quieta hasta que se dormía.

21/11/15

Una tregua

Voy por las limpias calles
chapoteando en mi barro,
mirando las miradas
de la gente,
gritándoles
con la boca cerrada
preguntas
que no me pueden contestar
—porque son tan mías
como las respuestas
que solo yo conozco—.

Voy por las ordenadas calles
con el pensamiento revuelto,
sin saber por qué
ni por qué no,
en paz con nadie
y pisando las aceras
como quien anduviera
sobre truenos.

Cuando voy a doblar
cada esquina
acelero el paso
de forma casi imperceptible,
llevado por un ansia pequeña
que quiero llamar esperanza:

porque todavía sigo creyendo
que, unos metros más allá,
donde las paredes se doblan,
podré encontrar
un rayo de sol
remoloneando
en sus labios,
el eco de la risa
de mis niños,
un yo mejor…
Una tregua.

16/11/15

Merece la pena


En medio del horror ante tanta muerte, mientras el miedo repta viscoso a la altura de las rodillas, uno piensa si ha hecho bien en traer dos criaturas al mundo...
Y entonces recuerdo un poema que escribí hace ya algunos años:

Nosotros te hemos llamado, hijo,
de lo profundo del tiempo
a la luz, al dolor,
a un mundo loco.

Verás almas sucias,
el aire endurecido verás,
miradas sinceras,
soles naciendo y muriendo,
caricias, puertas abiertas,
las marejadas del Cantábrico,
todo eso y más... prepárate.

Nosotros te hemos llamado, hijo,
de lo profundo de nosotros
para algo sencillo:
amarte con furia.


16/9/15

Iñigo Ruiz en la presentación del libro 'Fotesías'

Cante de Íñigo Ruiz en la presentación del libro `Fotesías´. Soleá de Alcalá, Cádiz, Serneta y remate, con el acompañamiento a la guitarra de Rafael Gutiérrez.


Presentación del libro Fotesias editorial Tinta Mala por Gasteaz Ruiz y Natalia Martinez con la actuación de Iñigo Ruiz Cantaor s la guitarra Rafa Gutierrez en café Avenida 55
Posted by Edmundo Salcedo Lacalzada on Sábado, 5 de septiembre de 2015

Calamares de papel

En medio de la ciudad que te mastica sin hambre, inconscientes de su propia irrealidad, unos calamares de papel vuelan por un mar de aire.

Calamares de papel tras un cristal.

11/9/15

Dicen

Dicen que dos vidas
andan desordenando
el espacio profundo y luminoso
de una entraña feliz,
que un olivo está temblando
y una mujer ríe
cada noche en silencio.

Dicen que el mar es más mar,
que mirarse es ya distinto,
que, después de muchos años,
a la primavera se la ve venir
a lo lejos por la calle,
con canciones ligeras,
con promesas de carne nueva.

Será verdad si lo decís, tíos, primos,
tan verdad como que para construir dos almas
bastó empezar con un abrazo laborioso
y las sangres enervadas.

5/9/15

Un absurdo sin ti #poema


Cuando quise querer
yo no pude poder:
tanto ir y venir,
buscar sin encontrar
y llamar sin entrar...
que hablar por hablar
es vivir sin sentir.

Al fin supe saber
que fui solo por ser,
que fui solo por ir;
sí, hablé por hablar,
anduve por andar
y lloré por llorar
un absurdo sin ti.

24/7/15

A veces hablo con mi abuelo

A veces llamo en un susurro a mi abuelo. Suelo hacerlo cuando a solas yo solo me acompaño. Y le pregunto por las hojas que caen, por la altura que van alcanzando mis niños, por lo que se esconde tras la línea del horizonte y por si es posible que mi abuela vuelva a sonreír.
A veces llamo a mi abuelo y hablo con él porque quiero ser un hombre como fue Bernardo José.
Pero me responde el vacío, que ni siquiera tiene eco.

19/7/15

Diálogo del muslo en sombra



Cuando las horas se enjabonan
y la luz cae al suelo
de los patios antiguos,
una mujer morena
acaricia ortigas.

¿Qué palpas, Piedad,
no ves que la hierba rabiosa
te agriará la piel?

Toco lo que toco,
porque vengo borracha
del agua seca que las escobas
remueven ante las puertas.

Mírala qué quieta
en su silla de madera,
parece una virgen de nácar
bajo los collares de sal
y el corazón cárdeno.

¿Qué escuchas, mujer,
qué te miente el aire?

Escucho lo que escucho,
la humilde sinfonía
de los mil ruidos de la noche.

¿Qué traes que llevas
los ojos manchados de sombra?

Traigo lo que traigo,
déjame a solas
con el quejido de las yeguas
y los higos aplastados.

17/7/15

Iñigo Ruiz en Sevilla (III)


Laura Vital con Eduardo Rebollar... Y la compañía de Juan Vergillos... ¿Qué más se puede pedir?
Posted by Iñigo Ruiz Cantaor on Jueves, 16 de julio de 2015

15/7/15

Iñigo Ruiz en Sevilla (II)

Es lo que tiene Sevilla... Un aficionado por siguiriya.


Y ahora es tiempo de bulerías...


14/7/15

Iñigo Ruiz vuelve a Sevilla

Iñigo vuelve a Sevilla, a la Fundación Cristina Heeren, a seguir aprendiendo.
Cuenta: "Así es la Fundación: está un compañero italiano cantando por soleá de Triana, aparece don Eduardo Rebollar. Hace una letrita y se marcha. ¡Olé!".



Así es la Fundación. Está un compañero italiano cantando por soleá de Triana, aparece don Eduardo Rebollar. Hace una letrita y se marcha. ¡Olé!
Posted by Iñigo Ruiz Cantaor on Martes, 14 de julio de 2015

22/6/15

Por soleá

Por vereítas estrechas
eché a andar como un ciego
y me alcanzó la locura
aquella noche sin cielo.

En el cuarto de la pena,
como ya no puedo verte,
te llamo por soleá
y me contesta la muerte.

A mi me dijo un Debel:
—Si regresas a la vida,
recuerda que vendrá la luz
pero también las heridas.




11/6/15

¿Quién puso la luna en el cielo?

Un dios niño recién surgido de la nada —os hablo de aquella eternidad en la que los dioses tenían edad— cayó en la tentación de la sabida costumbre divina de crear mundos.
Con todo el poder todopoderoso, su intención se hizo gesto y el gesto materia redonda, azul y marrón.
¡Qué risa infantil y celestial le entraba con las olas y los vientos, con la nieve y las hojas!
Y esa risa se hizo plantas y corazones, desparramados y sin vergüenza.
Hasta que un pecho se puso en pie y le miró a los ojos; se acabó su risa y llegó el enfado. Lleno de rabia —los niños son niños aunque fabriquen mundos— lanzó a ciegas un enorme guijarro que quedó incrustado en las alturas de la noche.
Y se marchó. Dicen que ya no es niño y que ha hecho otros mundos mejores.
Pero, quién sabe, se dicen tantas cosas...




Hayedo sereno

Hayedo sereno,
amante rubio
que dijiste adios
sin pena
al último día
de agosto.

Debajo, camastro
de hojas heridas
que mullen el suelo
amarilleando pasos.

El aire se va
aquietando
alrededor
de la plata manchada
de tus cortezas.

Tiene algo de fuga
tu silencio,
como un abrazo suave
que va enfriando
los dedos.

Pareces una bestia
quieta y bondadosa
que me advierte,
otro año más,
que el invierno
principia.


Flor de las nieves

Una mujer valiente
quiso un día sumar
pasos a los pasos,
porque había escuchado
que eso era caminar.

Y se fue hacia las nubes
—ese hábito de subir montañas—
con un ratoncillo
que saltaba alrededor
de su risa.

Colgada de los cielos,
allí estaba,
flor en la altura
que no era flor:
era espejo
de una mujer valiente.



10/6/15

Dios dormido

Harina de ortigas,
pan violento
que llaga los pasos
de los amantes.

Gestos morados
de niños antiguos
por las frondas
desamparadas.

Árboles eléctricos,
gacelas sobre el cemento
que olvidaron el don
de la música y el salto.

—¿Se ha muerto Dios?
—No... está dormido. Es sombra y luz en ese rincón.



31/5/15

Mirarte

Cuando llegue el segundo temido
en que las lenguas negras
derritan las luces perpetuas
y el alba caiga tiritando
tras los muros de la mentira;

cuando queden blandos los duros rayos
ante las madres viejas
que acunan suspiros mezquinos
y las hojas amarillentas tiemblen
en las oxidadas bocas de las alcantarillas;

cuando el olvido acuda indolente
para tragarse mi corazón,
que no le sabrá a nada,
y tú y yo vayamos a dejar de ser
lo que fuimos y somos;

entonces, justo antes del fin,
déjame mirarte por última vez...

Un instante apenas, compañera,
mirarte por última vez.



16/5/15

El fin del Minotuauro (microcuento)



El Minotauro sonrió al sentir la llegada de Teseo.
Después simuló un combate fiero y al fin se marchó de su horrible cuerpo.

3/5/15

Salamandras

Sola entre la gente, soledad multiplicada,
Aquella mujer era una pared de niebla
Lúgubremente preparada para rendirse
A los tristes tambores de la rutina.

Mañanas de lunes los domingos,
Arañazo el otro lado de la cama
Nunca por hombre calentada ni desecha,
Dolor de vértice deseoso de empuje y espuma.

Rosa con las espinas intactas, así era ella,
A la noche reclamó y fueron sus quejas
Salamandras mendigando una pizca de luz.


1/5/15

Mayo llegó como llega mayo

Las muchachas de anchas caderas
bajaban por la calle
derramando su contoneo fértil
en la mirada de los hombres.
Los dedos encelados clamaban
por desabotonar blusas
y liberar al aire tibio
los temblores de tantos pechos
que el invierno había encerrado.

Los escolares iban corriendo
por las clases y los patios,
merendaban Lengua y Matemáticas
y estudiaban pan y chocolate,
brincaban llenos de brillo
sobre los castigos de sus padres.

El frío era un cascarón que se había roto.
Mayo llegó como si la luz fuera infinita.
Yo, sin ti, alcé la vista a las alturas.
Y solo vi un cielo lleno de pájaros.


20/2/15

Luz

Ciertos lugares comunes o estereotipos sobre la ortodoxia vienen a menudo impuestos por los guardianes de las esencias.
Qué es y qué no es arte. Cuándo se hace bien y cuándo mal.
Son collares de plomo sobre la creatividad de muchos artistas y anteojeras para algunos aficionados.
Pero ocurre, aunque menos veces, que esos límites son internos y nadie hace ningún esfuerzo por que los mantengamos. Es como aquello de que no hay peor censura que la autocensura.
El proceso de caer en la cuenta de lo cerradas que son algunas de tus propias percepciones es como abrir los ojos a la luz: al principio deslumbra, después emociona el nuevo mundo descubierto.
A mí me ocurrió esto con una película.
Sin ser muy consciente de ello, tenía interiorizado que el cante flamenco se acompañaba de un entorno lúgubre y estrecho, en el que la expresión dolorida y gozosa de este arte encuentra su camino natural.
Pero no. Con la película 'Flamenco' de Carlos Saura comprendí que el cante jondo no está necesariamente obligado al tablao, la cueva o el cuarto de cabales.
El inicio de esta cinta fue para mí una revelación. Había espejos, espacios, anchuras... ¡y luz, mucha luz!
Y el flamenco brillaba porque cantaba la Paquera, rompiendo siglos en su garganta.
Y el arte era su voz y era luz.


 

18/2/15

El nieto de Tomasa

Ella suma años y choques porque cuando abre la boca deja el aire magullado.
Un miércoles de fiebre y hospital me senté junto a su cama, a centímetros sus ojos de los míos. Con sorpresa hallé entre nosotros un abismo de delirios y palabras desordenadas.
Ahogado en Tomasa me acerqué a la ventana tras la que alguien había dibujado manchones grises y ácidos en el cielo.
Abrumado por los estragos del tiempo la besé y me quise ir. Antes de alcanzar la puerta, como un latigazo antiguo, me dijo:
Hoy está nublado pero, tranquilo, mañana saldrá el sol.
Ser nieto de Tomasa es tener la sangre en marejada.
La última noche no se atreve con esta hembra y la ronda sin poder tomar al fin su mano.

En mirada

Metales, peñascos, salinas, hielos,
barros, espinas, venenos, aceros,
suciedades, agujas y aguaceros,
ventiscas hurañas, negros los cielos.

Alas rotas negadas a los vuelos,
dolorido temblor, altos eneros,
febreros ahuecados, ratos fieros,
distancias crueles, crueles sombras, duelos.

¿Quién os vino a crear y con qué ciencia?
¿A qué mal servís en la hora afilada
oscureciendo amantes y querencia?

Si no endulzáis el gesto de mi amada
quedará rendida vuestra potencia
en caricias y besos. En mirada.

30/1/15

Yo sueño

Yo sueño una patria alegre
con avenidas de luz
y hombres buenos
que saben mirar y ser mirados.

Yo sueño abrir las bocas
al sonido verde de la risa
y llevar agua entre las manos
mientras voy cantando viejas coplas.

Yo sueño romper el negro muro
y que tú y yo despertemos
como en una gruta imposible.

Yo sueño encontrarte
y no poder disimular
las ganas de abrazarte.



26/1/15

Soy cante

Soy cante, la cuaresma que no acaba,
arenal de un mar de vinagre libre
en la patria podrida del destierro.

Rompo del mediodía la campana
alegre, con mil caracolas tristes
que mojan el mojado desaliento.

Rumio sombras porque soy luz dañada
rebotando en bocas y raíces.
Predico la materia del lamento.

De sangre nazco y sangre derramada
probé en la hora y el punto de mi origen.
Soy quejoso tronco de bronce y viento.

Y contra la hembra fría que apaga albas
me lanzaré con ayes y con abriles
para ablandar sus estañosos senos.

11/1/15

Latido de hierro



Dos pechos entregados a su movimiento
ignoraban las miserias del mundo
y ejercían entre sábanas su imperio
de ansias y horas calientes.

El uno sobre el otro y el otro en los dos,
jugaban con caracolas incendiadas
doctorándose en volcanes,
anillos y espumas.

Pero un día fue aquel día
y no hubo más dos, sino uno.
Abismos los bordes de la cama.

Un latido quiso seguir en espiral ardiente
y se encontró solo en el nosotros:
metal torcido en la pared fría.

Despertó al fin y supo del tiempo
al contemplarse rodeado de nada.
Comprendió que había muerto.


10/1/15

El gallo que paró la guerra.

Mario era un gallo.
Estaba en un desierto, en Egipto.
Estaba en medio de la guerra. Había bombas y disparos. Gritaba para que se acabase la guerra. Gritaba a la gente mala que mataba. Quería que parasen para que no se muriera la gente.
Les decía:
—¡Bastaaa! ¡Parad ya esta guerra!
Le hicieron y cogieron las armas y las enterraron y cada uno se volvió a su país. Unos se fueron a Francia y otros a Alemania.
El gallo Mario se quedó con los egipcios, que lo tuvieron de mascota.
Ander Ruiz
2014

El artista Joan Miró pintó en 1940 un cuadro que tituló 'El gallo'.
Este 'Le coq' fue creado en Varengelli-sur-Mer, un pueblo de la costa de Normandía (Francia) donde Miró se refugió tras huir de la Guerra Civil y donde permaneció hasta mayo de 1940.
El cuento de arriba fue escrito el año pasado por mi hijo inspirándose en este cuadro.
Aquí os dejo la obra original. Y, a su lado, una copia realizada por el propio Ander.