Lo escribí antes de que nacieran y sigue valiendo...
Multiplicad las sonrisas queridas,pasad por todos sin torcer su historia,
amasad ternuras, dejad la gloria
que os llenará la mirada de heridas.
Entonces, sé que las nubes perdidas
y las que irán y vendrán por la noria
temporal del cielo, una memoria
agridulce os darán, como son las vidas.
Y tras muchas luchas y algunas calmas,
hijos, en nuestro final, miraréis
en casa dos alturas arrugadas,
recuerdos de vuestros padres: veréis
dos ancianos temblorosos, dos almas
de miraros y quereros gastadas.