20/1/20

Isis

Para mi hermana
Océano de genio,
a veces creo
que todo amanece
para verte y que lo veas.

Después de estar contigo
quedamos los hombres
tu hermano entre ellos
delicadamente heridos…

nos va y viene
la sangre buscando
la salida al mismo
aire que te toca.

Quisiéramos
dejarnos ir a tu pelo,
por tu pelo,
vivirte
y vivir en ti.

18/1/20

Aquel adiós

¿Te acuerdas, abuela, de la última vez que nos vimos? Estabas muy malherida en una cama de hospital cuando entré y me quedé de pie, observándote. Tú y yo solos, como tantas otras veces, pero tan distintos. No podías ni siquiera escucharme porque habías empezado a bailar el quieto vals de los moribundos. Te hablé. Te di unas gracias roncas por haberme cuidado, por haber sido mi abuela, por haberte conocido, mi Tomasa valiente. Que podías ir tranquila, que conmigo habías cumplido, eso también te dije. 
Y el llanto, lleno de pasados, se me despeñó por los ojos resumido en dos lagrimones que acabaron reventados en el suelo, como una humilde ofrenda a los viejos dioses del hambre y la rabia. Después marché y te dejé a las puertas de la noche insondable.
Unas horas después me llamó tu hija, mi madre, para decirme que habías muerto.