31/12/21

Los poetas #poema #versadicto

No descubrimos nada al decir
que la esperanza perdida
es la más triste y hueca
de las habitaciones.

Es cierto que en el vientre
de las pesadillas infantiles
habitan los monstruos
más simples y terribles.

No es cuestión de lamentarse
por cada farola apagada
porque está claro que la noche
tiene vocación oscura y acobarda al sol.

Es bien sabido desde siempre 
que las viejas casas se agrandan
cuando marchan los niños
y entra el silencio por los pasillos.

Es historia gastada la de contar
que la vela moribunda
es la más hermosa de todas
en sus últimos suspiros de luz.

Está más que dicho 
que da igual si las muchachas cantan
cuando los pozos son patria
de suicidas y humedades.

Es preciso asumir que los hijos
pueden deshacerse como las últimas nieves
se duermen a principios de junio,
aunque un padre se rompa y llore.

Las hormigas en hilera,
las visteis cuando el tiempo era lento,
tienen la fe de los ciegos
que creen con las yemas de los dedos.

Sin embargo, los poetas repetimos lo sabido,
nos empeñamos en levantar la falda
a los minutos y a los afanes
para aburriros con nuestras evidencias.

Será que, junto a la cama,
en danza apagada por el sueño,
un coro de palabras nos vela
y nos lanza después al día con besos y versos.

Soy uno más en este alumbramiento,
llevo tiempo junto a vosotros
en la cofradía del desamparo
besando la orilla de los ríos.

Hermanos del temblor y la entraña,
os saludo, os respeto, os abrazo
y pongo a vuestra puerta
un canastillo lleno de metáforas.