Amor,
era tu contorno tan dulce
y eras más grande que los días,
carne satisfecha,
presente eterno y suave,
las fotografías no estaban aún amarillas
y las manos nos llegaban
desde muy lejos para tocarnos.
Amarga hoy el hoy
como una caricia herrumbrosa
y allí, quieta,
agoniza la esperanza
envuelta en una picuda manta de pavor.
Amor, amargas.
Será que fuiste
y ya no eres.