
Uno de esos años, subía yo las escaleras tras mi tío y mi padre, estrenando vacaciones.
-¿Lo hueles, verdad?
-Sí.
-Huele a Salud.
Después callaron los dos y subieron las escaleras como dos niños felices al encuentro de su madre. Y yo con ellos. También niño, también feliz, al encuentro de mi abuela.