26/10/14

Menese y el Conde Olinos

Sobre el origen de las letras flamencas, así como del propio flamenco en general, hay mucha mitología. Lugares comunes, afirmaciones categóricas que se han venido repitiendo por ciertos sectores de aficionados sin un análisis crítico. En los últimos tiempos han ido surgiendo estudiosos que nos ofrecen nuevos enfoques y que ponen luz, mostrando lo que realmente escondía la penumbra que cubría los orígenes de este arte.

En mi caso, una de estas revelaciones fue comprobar que algunas letras flamencas reciben influencia directa del romancero castellano de la Edad Media. El otro día, repasando uno de los clásicos de la literatura española, lo volví a comprobar.

Y os lo traigo ahora aquí porque estos descubrimientos, en mi caso, me producen una alegría absurda pero irrefrenable. Algo así, me imagino, a lo que debían de sentir los viejos buscadores de oro cuando encontraban una pepita del dorado metal.

El romance del Conde Olinos narra la desventura de un amor imposible, que supera la muerte cuando los dos amantes se convierten respectivamente, primero en rosal y espino y, después, en una garza y un gavilán.

Los versos que me llamaron la atención fueron estos:

De ella nace un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro
los dos se van a juntar.

Las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,

y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.

(...)

De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.

Y me llamó la atención porque enseguida me vino a la mente una letra cantada por José Menese. Concretamente, la letra de la colombiana 'Marinerita', de su disco 'A mi madre Remedios', que dice a mitad del cante (minuto 2:20):

Dos olivitas nacieron
de claro y verde olivar,
crece el uno, crece el otro
ambos iban a la par,
las ramas que se juntaban,
besos y abrazos se dan.

Encontrarse con una colombiana de Menese que recoge parte de una letra de un romance medieval... ¿es o no es una pepita de oro?

Os dejo aquí este cante que, por cierto, es absolutamente delicioso.