3/6/14

Tientos/tangos de Gregorio Martínez



Durante la Guerra Civil, Gregorio Martínez estaba en la Brigada CI, 46 división de ‘el Campesino’. Antes de llegar al Ebro, había sufrido los horrores de Guadalajara, Teruel y Brunete. Era cabo de transmisiones, por lo que llevaba un equipo muy pesado pero, al menos, no se encontraba entre las unidades de choque, donde las bajas eran altísimas.
Los de choque llevaban sólo manta, fusil, granadas y cargadores: lo justo para correr lo mejor posible.
Martínez era hombre sentencioso y observador. Se dio cuenta de que, en las batallas, lo primero que se dejaba de oír y de ver era a los pájaros.
Otra de sus frases más contundentes era la de que, en la calma que precede al ataque, el miedo sabe a metal.

Dice Gregorio Martínez
que tiene gusto a metal
y todos van entendiendo
que la muerte es hierro y sal.

Es julio y cerca del Ebro
cuando se presiente la hora
de andar en busca del plomo
de que hasta los miedos corran.

Con metralla en la mirada
iba el que abre el batallón:
manta, fusil y granadas,
y desnudo el corazón.

Se van mojando la espalda,
les queda seca la frente,
que van a ganar la guerra
o a morirse de repente.