Algo estaré haciendo bien...
La Fundación Cristina Heeren le está esperando. En sus aulas han
sonado las voces de Rocío Márquez, María Toledo y el Niño de Elche, así
como la guitarra de Eduardo Rebollar. A partir del 1 de julio, la del
cantaor riojano Íñigo Ruiz estará en esas clases de Sevilla por las que han pasado grandes figuras del flamenco.
Este logroñés ha conseguido una beca para participar en el curso
intensivo de verano de cante flamenco de esta importante escuela. Lleva
formándose en este arte desde que tenía veinte años, ahora tiene treinta
y dos. Le llegó la pasión por esta música porque a su padre “le
encantaba” y cuando estudiaba en Inglaterra su hermano Gaztea le
escribía y enviaba letras flamencas relacionadas con el enfrentamiento
español del 36 al 39. Después escogió este tema como proyecto fin de
carrera de Diseño Gráfico en Coventry y surgió el libro disco ‘Pequeñas y grandes historias de la guerra Civil desde el sentir flamenco’. Su máximo interés es ahora “seguir aprendiendo”.
“Varios artistas me habían hablado de la fundación. Es una
oportunidad para adquirir unos conocimientos reglados y tender puentes
entre Sevilla y Logroño”, asegura. “En Sevilla sales a la calle y se
respira el cante, vas diseccionándolo, aprendiendo”. Iñigo lo sabe por
su experiencia cuando trabajaba en su segundo libro disco ‘Expediente 21.001. Las tres heridas del poeta Miguel Hernández’
. El mundo del cante es un mundo reducido, minoritario, así lo cree el
joven según su experiencia. “Es complicado de aprender, hay que
escuchar mucho, conocer los palos, los ritmos”, aconseja. “Supongo que
eso asusta, pero yo sigo aprendiendo”. “Es un mundo exigente y justo.
Hay pocos cantaores reconocidos que no valen nada. El marketing no puede
hacer nada por un profesional del flamenco si no tiene nada que
ofrecer” (lo dice este ejecutivo que trabaja en la agencia de publicidad
Nueva Imagen, en Logroño).
En unos días tendrá por delante un mes de teoría del flamenco,
técnica vocal, afinación… Reflexiona y asegura que asistirá con la
mentalidad abierta y siempre con la humildad por delante, porque sabe
que va a ser “una experiencia dura”. “No me voy de vacaciones”, afirma,
lo que quiere es enriquecer su arte. Considera que el nivel de La Rioja
en flamenco es medio, con buenos profesionales, pero no hay que
engañarse: “Mis oportunidades, si no aprovecho estas iniciativas, son
mucho más limitadas”, asegura.
Exigente, perfeccionista, cree que el peor enemigo, a la hora de
superarse, “es uno mismo”. Él es su crítico más duro, se transforma
cuando sale al escenario . “Cantando flamenco no se puede mentir”. Ante
quien te escucha estás “desnudo, con una guitarra, y una letra que es verdad”.
Esto es lo que mueve el corazón de Ruiz al ritmo del flamenco, la
“comunión entre la música y la letra”. Su ejemplo favorito de esta
creencia, la que hacía Tomás Pavón por soleá:
Acuérdate cuando entonces
Bajabas descalcita a abrirme
Y ahora no me conoces…
Cuando vuelva de Sevilla seguirá con sus conciertos, con la
organización del tercer ciclo de Flamenknet y se traerá deberes que
continúen marcándole el camino para que su aportación al flamenco sea
“cada vez mejor”.
http://blogs.larioja.com/genteriojana/2012/06/24/de-logrono-a-sevilla-a-traves-de-la-voz/