15/2/12

Antonio

En lo más profundo de ninguna parte, donde el amor es penumbra, hay una habitación. En la habitación, en una esquina, un hombre con una ropa cenicienta y un corazón bueno. Está sentado tranquilo, frente a una chimenea en la que se balancea quedamente un fuego diminuto. Está pensando en su niña Leonor. Yo acudo de vez en cuando y, cuidadoso, me siento junto a él, a dejarme morir un poco antes de morirme del todo.


"Mi infancia son recuerdos..."