19/5/20

Mira cómo vengo #poema

Si supieras respirar
sin filos de navaja,
te acunaría con sábanas
que me he cosido
de truenos y amargura.

Si tu mirada
no asesinara gorriones,
te dejaría tocar
el vientre delicado
de mi espanto.

Si pudieras tocar mi corazón
sin ensuciarlo,
te dejaría entrar
como entra la primavera
en la raíz de los almendros.

Mira cómo vengo,
mira qué grito tan largo,
no sé qué camino es este
pero empiezo a comprender
lo que soy.

17/4/20

Soles de julio #poema

Paso entre vosotros
con voluntad
tierna y delicada,
atento a vuestros caminos,
enamorado de vuestra altura.

Me siento parte de todos
porque vuestro latido
es una melodía anchurosa
y eterna
en la que algo de mí
no morirá jamás.

Cuando os falte
recordadme
como la suave
luz de una tarde de abril,
que no llega a calentar
pero habla y anticipa
los sólidos soles de julio.

4/4/20

Tendré que regresar #poema

Todos estos años
me esforcé en ser fuerte,
bello y bueno,
pero no ha sido suficiente
y no tengo más
y no puedo seguir sonriendo.

Voy de un silencio a otro
como un niño solitario
en el patio del colegio,
dando insistentes patadas
a un absurdo corazón
hondamente maltratado
que late sin sangre.

La música y la luz
quedaron más allá
de aquel sábado por la tarde
y soy muy pequeño
y estoy muy cansado.

Yo no pude permanecer inmóvil
ante la muralla,
ante la amenaza de la carne destrozada
y el miedo a la herida segura.
¿De qué me hubiera valido
sobrevivir sin daño
si no lo hubiera intentado todo?

Acuchillé una niebla de silencio
y escuché lo que no quería,
me llegó una primera sílaba de verdad
que reventó en chorro creciente
de duras certezas,
de duros océanos.
Preví el naufragio,
supe lo que sé,
me ahogué y mereció la pena.

Vivo en la República de la rabia,
conozco bien lo fundamental:
la tristeza deja hilos de sal
por donde pisaron los gorriones
que después alzaron el vuelo.

Tendré que regresar
a mí y mis contornos
por la senda del dolor,
lejos de abril,
las higueras lejos,
las yeguas cegadas,
baldíos los vientres.

31/3/20

Aunque ahora no lo crea #poema

Aunque ahora no lo crea,
recuerdo que la vida era posible,
que salía a caminar por el paseo de la playa
y me paraba a ratos a mirar
el monótono romper de las olas,
que estaba convencido de que las nubes del cielo
ensayaban para mí
sus miles de caprichosas formas,
que la tierra olía como olía
después de caer la lluvia
para entregarme a mí esa fragancia milenaria,
que el viento solo se encabritaba
por hacerme rabiar un poco,
que el murmullo de los chiquillos
en los patios de los colegios
era una sinfonía infantil
interpretada a mi paso y mi ánimo.

Aunque ahora no lo crea,
recuerdo que sonreía al verte sonreír.

No lo creo, pero creeré que todo lo ido volverá,
distinto, todo nuevo
en nuestros nuevos corazones.

28/3/20

Como una fruta desparramada #poema

Mis ojos vieron
lo que no querían ver,
la boca arrugada
de la tarde
cuando se va haciendo noche
y un gorrión maltratado
los domingos
en una playa cantábrica.

Vieron al viento
pegando lametones de estiércol
a un falo extraño,
mecánicas palabras
convirtiendo en caramelo
el hierro de las rejas
y aullidos de deseo
enlatados en una pantalla.

Vieron mis ojos la verdad,
vieja desnuda,
terrible vieja de tetas arrugadas
y sexo polvoriento.

Vieron lo que no querían
ver mis ojos,
después volvieron a mí
dos esferas huecas.
Y el corazón se me abrió
como una fruta desparramada.

20/1/20

Isis

Para mi hermana
Océano de genio,
a veces creo
que todo amanece
para verte y que lo veas.

Después de estar contigo
quedamos los hombres
tu hermano entre ellos
delicadamente heridos…

nos va y viene
la sangre buscando
la salida al mismo
aire que te toca.

Quisiéramos
dejarnos ir a tu pelo,
por tu pelo,
vivirte
y vivir en ti.

18/1/20

Aquel adiós

¿Te acuerdas, abuela, de la última vez que nos vimos? Estabas muy malherida en una cama de hospital cuando entré y me quedé de pie, observándote. Tú y yo solos, como tantas otras veces, pero tan distintos. No podías ni siquiera escucharme porque habías empezado a bailar el quieto vals de los moribundos. Te hablé. Te di unas gracias roncas por haberme cuidado, por haber sido mi abuela, por haberte conocido, mi Tomasa valiente. Que podías ir tranquila, que conmigo habías cumplido, eso también te dije. 
Y el llanto, lleno de pasados, se me despeñó por los ojos resumido en dos lagrimones que acabaron reventados en el suelo, como una humilde ofrenda a los viejos dioses del hambre y la rabia. Después marché y te dejé a las puertas de la noche insondable.
Unas horas después me llamó tu hija, mi madre, para decirme que habías muerto.


28/12/19

Íñigo Ruiz. Soleá


«Al infierno que tú vayas,
al infierno voy contigo,
que yendo en tu compañía
llevo la gloria conmigo.»

26/11/19

Bondad #poema

Para ser lo que hay que ser,
semilla en el borde del día,
nos empeñaremos en un mandato
de sol, lluvia y verdad.

Y, pues se trata de seguir,
seguiremos, aunque tengamos
que mandar delante el corazón
y lleguemos detrás, exhaustos.

Dejadme miraros mañana
el tiempo breve de un abrazo largo
antes de salir y sembrarnos.

Iré porque iréis, una vez más,
a la suciedad, al ruido, al odio,
limpios, claros, llenos de bondad.


16/9/19

Un #poema al estilo de Kavafis


En la frontera de las agrestes tierras
de la lejana Germania,
a los iracundos bárbaros
temer no debes, centurión.

Recuerda que por su tierra ocupada
y por los dioses de sus bosques
te dan rudo combate.
Defiende, buen romano,
con firmeza tu posición,
pues en tu lanza se apoya el imperio.
Pero no te ensañes
si el enemigo es valiente
y dale muerte rápida,
concede cerrar sus ojos
si abiertos le quedan tras la batalla
para darle digna sepultura.

A los iracundos bárbaros de Germania
no temas, centurión,
pero guárdate bien
de las nuevas que el fatigado mensajero
con sello del Senado
a tu nombre trae desde Roma.