23/1/14

Antes de lo inevitable

Romper el barro de los días,
desterrar el vértigo de las hormigas,
echar al mar la cajita de madera
que guarda los gestos rutinarios,
aguantar el duro momento del miedo.

Salir al aire, a la ferocidad de la mañana,
exponerse a los ojos hambrientos,
soñar con gigantes,
temblar bajo la cascada de luz del mediodía,
saber que todo dolerá.

Levantarse,
abrir los ojos,
mojar las manos en los estanques
donde nadan vuestros corazones.

Y, al fin,
de pie,
sonreír a la muerte como a lo inevitable.