aquellos vasos largos de amargura?
Sin ti la vida estaba seca y dura
y yo no era, ni veía, ni vivía.
Se iban las horas y al final del día
no encontraba tu paz, sino la oscura
y quebrada puerta, esa segura
senda por la que el alma se me rompía.
¿Por qué no vi lo que ahora al fin veo,
a ti y a tu corazón grande y bueno
como un pasaporte a la dulce risa?
Te busco, te rozo, te como, creo
que voy hueco de todo, de ti lleno,
que voy a ti, a mirarte sin prisa.